El emprendedor es alguien esencialmente orientado a realizar
sus sueños. Su felicidad depende de alcanzar los objetivos de negocio que se
propuso y estos impactan la totalidad de su vida.
El deseo de éxito que mueve al emprendedor no solo es “natural”,
sino que está en su propia biología. El emprendedor
esta psicológicamente programado para auto-dirigirse y biológicamente diseñado para
su desarrollo personal y la evolución de su ser. Él es feliz eligiendo
conscientemente las acciones que llevaran a su desarrollo personal y
profesional.
A diferencia de muchos pretendidos líderes de negocios, el
emprendedor no necesita de aprobación de jefes o pares, ni se limita a las restricciones que le
imponen. Por ello, se plantea metas usualmente más ambiciosas que aquellos
anclados en la vida corporativa.
Cuantos más exigentes sean sus desafíos, más poderoso será
el emprendedor. Su poder pasa por fijarse esos objetivos, conducirse a sí mismo
a través de acciones y sacrificios que lo llevaran a superar las limitaciones y
restricciones que se le presentarán en el camino. Ese poder lo inspira y lo
energiza durante la travesía que lo llevará a alcanzar sus objetivos.
Los desafíos de negocios son vistos como oportunidades para
superarse y perfeccionarse en la búsqueda del éxito. Las dificultades le
posibilitaran un mayor conocimiento de sí mismo y le aportará resiliencia necesaria
para soportar la adversidad.
Comprometido con un objetivo mayor que simplemente dejarse
llevar por la vida corporativa, el emprendedor debe desarrollar un claro y
férreo sentido de dirección. Esto le permitirá atravesar las naturales
dificultades que los negocios le presentarán, encontrando en la adversidad una
oportunidad de aprendizaje.
Todos en la vida buscamos un propósito. El emprendedor
siente que está llamado a hacer algo nuevo que dé respuesta a necesidad no
satisfechas. Este propósito le aporta una pasión y energía que debe ser
conducida en una clara dirección.
El emprendedor está centrado en los otros, particularmente
en las necesidades de los otros. Se orienta tanto a sus potenciales clientes,
como sus colaboradores. Sabe que debe conocerlos, escucharlos y entenderlos.
Cada relacionamiento es precioso.
Su liderazgo lo construye a partir del relacionamiento con
sus colaboradores. Sabe que su emprendimiento se desarrollará tanto como él
logre desarrollar a su equipo. También sabe cómo debe comportarse con ellos y
que debe transmitir. Aprendió que la
negatividad y el miedo son contagiosos., por ello no da lugar a las quejas o
los lamentos.
Su éxito como emprendedor está determinado fundamentalmente
por como domina la duda y el miedo. Ambos restan energía y conspiran contra el
sueño a alcanzar. La convicción y la valentía para alcanzar sus sueños muestran
la talla del emprendedor y de su capacidad de éxito. El coraje es una decisión.
Por ello se prepara para enfrentar la adversidad, templando su carácter y
cuidando las destrezas que deberá exhibir en el combate.
De este modo, el éxito del emprendedor se asocia al
desarrollo de su maestría personal para perfeccionarse y cuidarse tanto técnica
como espiritualmente. En la batalla del día a día, el coach ejecutivo es el “escudero”
del emprendedor.
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