Quienes ejercen la función de coach muchas veces encontran
ejecutivos quienes nos presentan la decisión de renunciar al empleo. En ocasiones,
esta decisión es fruto de un proceso racional en donde el ejecutivo se plantea
diversas opciones asociadas a su desarrollo personal y futuro profesional y
luego de un cálculo frio deciden que en otro empleo encontrarán mejores oportunidades.
Pero en otras oportunidades está decisión está acompañada de
una alta carga emotiva negativa (frustración, rencor, desaliento) asociada a
hechos recientes. En estos casos, es bueno que el ejecutivo se plantee unas
preguntas antes de tomar una decisión transcendente para su futuro.
¿Es tu jefe?. La primera consideración pasa por preguntarse sobre
el origen de las emociones que llevan a la decisión de renunciar. En ocasiones otras dimensiones de su vida pueden
estar afectando su felicidad en el trabajo. En tal caso, cambiar de empleo no
resolverá el problema.
Descartada esa hipótesis, vale la pena considerar la
relación con su jefe.. Por ello vale la
pena preguntarse si hay opción de conversar francamente con el jefe para zanjar
diferencias y reestablecer una relación e confianza y respeto recíproca.
Como normalmente la gente renuncia al jefe y no a la
compañía, cabe preguntarse si no hay otras áreas de compañía (otros jefes) como
para continuar la carrera en la propia compañía. En ese caso la solución es
cambiar de área y no renunciar.
¿Hay futuro aquí?. Vale la pena preguntarse si tu jefe directo o RRHH
saben cuáles son tus aspiraciones, si te han indicado la posible realizar tales
aspiraciones dentro de la empresa, si tienes un plan de carrera claramente
definido, si la organización invierte en tu desarrollo profesional. Y también,
si es posible que uno tome en sus manos su propio desarrollo profesional aprovechando
las oportunidades de aprendizaje y desarrollo que ofrece la empresa. Si las respuestas a estos
interrogantes fueran afirmativas, tal vez en lugar de pensar en renunciar habría que
considerar la alternativa de encarar el
propio desarrollo profesional.
¿Cuál es el plan?. Asumiendo que el problema va más allá del jefe directo
y que no hay futuro dentro de la empresa, eso no indica que deba uno
precipitarse en renunciar. Antes de hacerlo debe haber un plan, el cual puede contemplar
la generación de ofertas laborales alternativas, o de una base de ahorros que te permita transitar
el período de búsqueda de nuevas oportunidades.
¿Cuáles son tus valores? Más allá del plan, vale la pena contemplar una
salida de la organización acorde con quienes somos y con nuestros valores. No
se trata, de una actitud oportunista (no romper puentes pensando en que el
futuro necesitaremos de quienes hoy dejamos), sino de actuar con integridad y fidelidad
a nuestros valores. Por ello, vale
preguntarse, cuales son nuestros valores, como queremos que nos reconozcan y
que reconozcan estos valores a partir de nuestras acciones.
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