viernes, 22 de enero de 2016

Aprendiendo del Liderazgo Femenino

El mundo de la empresa, tradicionalmente ha estado gobernado por líderes másculinos y éstos se han tomado como el patrón de referencia.

Desde esta perspectiva de género, a la hora de considerar el liderazgo femenino, los lideres consideran sus características como “desviaciones respecto de la norma”.


De más está decir que muchas lideres femeninas se encuentran colonizadas por este modo de valorizar sus capacidades y asumen que su éxito como líderes consiste en desprenderse de sus características de género para asumir las del liderazgo masculino.
 
La visión de los líderes impide valorar las características propias del liderazgo femenino, verificando su efectividad y eventualmente considerar la incorporación de determinadas prácticas femeninas que muestran su superioridad para tratar determinadas situaciones. 


La propuesta es simple: revalorizar las características propias del liderazgo femenino es clave para mejorar el liderazgo masculino. Algunos de los puntos de mejora podrían sintetizarse en las siguientes ideas:


Converse más (comuniquese mejor): uno de los grandes problemas de la conducción de equipos parte de las debilidades comunicacionales de los líderes, quienes tienen la tendencia a manejarse con órdenes o directivas, con explicaciones breves y directas que asumen como claras, entendibles y listas para ser cumplidas. Las jefas, por su parte, tienden a proponer una comunicación más efectiva, que no repara en la “economía de la información” sino que reconoce las ventajas de una comunicación formal e informal, abriendo permanentemente múltiples canales de comunicación y, consecuentemente, de participación. Mientras los líderes sienten que se trata de sobre-comunicación que lleva a una pérdida de tiempo, las líderes establecen circuitos de comunicación más efectivos para generar un clima de trabajo más productivo.


Aprenda a escuchar (sea empático): las jefas tienden a mantener permanentemente activos múltiples canales de comunicación dentro de la organización. Esto supone, la capacidad de solicitar información, procesarla, discutirla y buscar soluciones que incorporen las ideas ajenas. El simple mecanismo de una escucha activa, no solo permite un mejor entendimiento de la realidad y las necesidades de la organización, sino que genera en los interlocutores un sentimiento de valoración que aumenta el compromiso y el sentido de pertenencia.


Trate a los colaboradores con delicadeza (respete al otro): mientras los líderes consideran que los resultados se alcanzan a partir de un comportamiento más agresivo y competitivo, las líderes tienden a tener un comportamiento más empático y compasivo y por esa vía alcanzar resultados superiores.


Muestre su humanidad (sea mejor persona): mientras los líderes han sido programados para dejar sus sentimientos y emociones en la puerta de la empresa a riesgo de mostrarse como débiles o incapaces, las líderes tienden a responder a otro patrón. Y como dentro de la organización se trata con personas, negar las emociones puede causar daños en la confianza de los colaboradores y consecuentemente con el alineamiento con su líder. La inteligencia emocional es una cualidad que las mujeres mejor ejercen como líderes, y ha demostrado ser un secreto para el éxito. La incapacidad para saber leer e influir sobre las emociones de sus colaboradores supone una severa limitación en la capacidad de liderazgo.


En síntesis, bien harán los líderes masculinos cuando revaloricen aquellas características superadoras del liderazgo femenino y se esfuercen en incorporarlas a sus propias capacidades. Lo que hasta hoy era considerado un “desvío” debe ser percibido con una riqueza a incorporar para un mejor liderazgo.

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